¿QUÉ ES UNA EMPRESA?
Desde un punto de vista general, toda empresa supone ante todo, el grado de compromiso que necesariamente asume un individuo para realizar una obra de trascendencia, para lo cual será necesario conformar una empresa, es decir, “un sistema socio-técnico que se plantea satisfacer unas necesidades de la sociedad (desarrollo), de unos clientes y usuarios, de sus trabajadores y de sus accionistas. Para lo anterior transforma insumos en productos (bienes). Así mismo, es capaz de desarrollar una estrategia de competitividad en el tiempo, en un medio ambiente cambiante, en relación con el mercado nacional e internacional”
En el primer caso es posible mencionar el caso de José quién se propone ayudar a los llamados “niños de la calle” proveyéndoles de alimento, educación, salud y un entorno afectivo acorde con su desarrollo personal de forma que a futuro sean personas de bien. En el segundo caso, podríamos estar ante el caso de Pedro que se propone fabricar zapatos deportivos para niños de cinco a doce años, a un precio económico, para ser comercializados dentro del Área Metropolitana de Caracas. Esto no excluye la posibilidad de que Pedro tenga la intención a futuro de apoyar la obra de Juan con donaciones de pares de zapatos para los niños de la calle.
Fijémonos que en los ejemplos anteriores se persiguen objetivos o propósitos distintos pero tienen en común que exigen dedicación, compromiso, recursos (financieros y no financieros), un nivel de planificación y sobre todo una estrategia, para que sea una actividad perdurable en el tiempo (sostenible). Por ello, emprender es diferente a tener espíritu de aventura. Cuando se desea crear una empresa, es importante que sepamos que se trata de una actividad ante la cual tendremos que asumir el rol protagónico y al mismo tiempo una gran responsabilidad ante otros, bien porque sean estos clientes, trabajadores, instituciones, o porque se trate de los accionistas.
Esto nos permite abordar un asunto importante: “no todo lo que comienza siendo negocio, termina siendo una empresa”; es posible que logremos identificar actividades generadoras de beneficio económico, que no exigen desarrollar un sistema organizativo perdurable, es decir, que ofrecen poca estabilidad en el tiempo. En el próximo punto veremos mejor en qué consiste esta diferencia.
En el primer caso es posible mencionar el caso de José quién se propone ayudar a los llamados “niños de la calle” proveyéndoles de alimento, educación, salud y un entorno afectivo acorde con su desarrollo personal de forma que a futuro sean personas de bien. En el segundo caso, podríamos estar ante el caso de Pedro que se propone fabricar zapatos deportivos para niños de cinco a doce años, a un precio económico, para ser comercializados dentro del Área Metropolitana de Caracas. Esto no excluye la posibilidad de que Pedro tenga la intención a futuro de apoyar la obra de Juan con donaciones de pares de zapatos para los niños de la calle.
Fijémonos que en los ejemplos anteriores se persiguen objetivos o propósitos distintos pero tienen en común que exigen dedicación, compromiso, recursos (financieros y no financieros), un nivel de planificación y sobre todo una estrategia, para que sea una actividad perdurable en el tiempo (sostenible). Por ello, emprender es diferente a tener espíritu de aventura. Cuando se desea crear una empresa, es importante que sepamos que se trata de una actividad ante la cual tendremos que asumir el rol protagónico y al mismo tiempo una gran responsabilidad ante otros, bien porque sean estos clientes, trabajadores, instituciones, o porque se trate de los accionistas.
Esto nos permite abordar un asunto importante: “no todo lo que comienza siendo negocio, termina siendo una empresa”; es posible que logremos identificar actividades generadoras de beneficio económico, que no exigen desarrollar un sistema organizativo perdurable, es decir, que ofrecen poca estabilidad en el tiempo. En el próximo punto veremos mejor en qué consiste esta diferencia.